- Tranquilidad. Es básica para no agarrotarte. Para aguantar hasta que te salven, deja el rostro sobre el agua y estira los brazos hacia adelante. Si estás relajado, verás que flotas justo por debajo de la superficie.
- Respira. Levanta la cabeza, expulsa el aire hasta vaciar los pulmones y vuelve a llenarlos del todo. No lo hagas muy rápido, eso cansa más. Bracea un poco para sacar la cabeza. Toma el aire que puedas. "Pedalea" en el agua para sobresalir un poco. Aparta el agua con los brazos.
- Descansa. Ya puedes volver a la posición inicial: la cara sumergida, y los brazos y las piernas estiradas y relajadas todo lo posible. Estira y relaja brazos y piernas para descansar.
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martes, 4 de mayo de 2010
nadar con ropa
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